Miradores de Cantabria

Cinco rutas por Cantabria para bajar las comilonas navideñas

La Nochebuena y la Navidad ya es pasado. Habéis disfrutado con la familia y os habéis pegado unas buenas comilonas así que es un buen momento para coger la mochila, salir de caminata para bajar los excesos y, de paso, disfrutar de los paisajes de Cantabria. Muchos de los que nos leéis tenéis algunos días de vacaciones. Aprovechadlos. Os proponemos aquí cinco rutas estupendas y de poca dificultad que todos podemos hacer.

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  • Una vuelta por el monte Buciero, en Santoña.  Hay una senda circular de unos 12 kilómetros que recorre todo el litoral del monte y en el que se pueden ver fuertes, baterías y polvorines defensivos, el faro del Caballo y el del Pescador, bosques de encinas, madroños y laureles, imponentes acantilados y unas preciosas vistas de Laredo y la playa de Berria. Aquí Turismo de Santoña cuenta cinco rutas alternativas con mapas y características para adentrarse en el monte.
  • Subir al monte de Ibio, entre las cuentas del Besaya y el Saja. Dejamos el coche en el alto de San Cipriano, en el punto kilométrico 5 de la comarcal que une Riocorvo y Villanueva de la Peña. La ruta discurre a lo largo de algo más de 11 kilómetros que se hacen en poco más de tres horas. La senda de ascensión es ancha y las vistas a casi toda la provincia impresionantes. Desde el alto se ven desde los Picos de Europa hasta los montes vascos; desde Castro Valnera, Campoo y Peña Sagra hasta Peña Cabarga, Cerredo en Castro Urdiales y el mar.

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  • Acercarse a las cascadas de Lamiña, unas grandes desconocidas cerca de Ruente. Para llegar hasta ellas lo mejor es aparcar en Barcenillas. Después de dar una vuelta por el pueblo nos adentramos por una pista central paralela al río y después sólo hay que seguir los carteles indicadores. En la ruta caminamos entre prados y bosque de ribera, en el que abundan los avellanos, castaños y servales. Una gozada, vaya. En la zona hay corzos, ciervos, jabalíes y aves como el busardo ratonero, pinzones, petirrojos y hasta pájaros carpinteros. Id con los ojos bien abiertos por si os encontráis alguno. Es un gran plan para cualquier día porque es una ruta corta de apenas 9 kilómetros entre la ida y la vuelta. Aquí os dejamos un plano por si os animáis.
  • Las ermitas del Monte Corona, con la costa de Comillas a sus pies. Nos acercamos hasta Rioturbio, pueblo situado en el interior del Parque Natural de Oyambre, a caballo entre la Ría de la Rabia y el Monte Corona, y aparcamos. Os proponemos una ruta de unos 15 kilómetros que se hace en algo más de cuatro horas. Es el recorrido más completo del monte que pasa por grandes robledales y las ermitas de San Antonio y San Esteban. Aquí está el plano y las características del paseo por gentileza del Ayuntamiento de Comillas.

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  • La Picota con sus baterías antiaéreas y sus vistas al abra del Pas. Aparcamos el coche en Mortera y nos dirigimos hacia la loma del monte Tolio y la Picota. Son apenas 9 kilómetros de camino. En la cima y las laderas altas del monte se encuentran búnkeres, trincheras antiaéreas, nidos de ametralladoras, depósitos de munición e incluso pequeñas cavidades empleadas como improvisadas viviendas y polvorines construidos durante la Guerra Civil. Historia y paisaje unidos porque si miramos hacia el mar nos damos de bruces con el parque de las dunas de Liencres, la desembocadura del Pas y, al fondo, los Picos de Europa. Uno de los lugares con mejores puestas de sol de todo Cantabria.

Gracias a Eduardo Fernández y a Antonio Ruiz por compartir con nosotros las fantásticas fotos del Monte Buciero y las cascadas de Lamiña.

Arco iris y nieve en las cascadas del Gándara

cascadas-gandara-arco-iris-daniel-alonso Daniel Alonso nos ha enviado hoy un mail con esta foto. Fantástica. Arco iris, nieve y las cascadas del Gándara. Estuvo de excursión el pasado día 5 de diciembre por Soba, con un tiempo malísimo, nos dice, y se acercó a las cascadas después de leer nuestro post. Nos hace muy felices que nos enviéis fotos y que visitéis los lugares que os contamos en este blog. Descubriendo Cantabria.

El mirador de Peña Colsa. Adéntrate y disfruta del valle del Saja

peña-colsa-cantabriaPequeños placeres que te da hacer El Tomavistas. Coger el coche entre semana y pasar el día en el municipio de Los Tojos. En pleno otoño y charlando con los paisanos que nos encontramos por esos caminos del valle del Saja. La primera parada que hacemos es en el mirador de Colsa, que lleva el nombre de esa peña que se deja ver tras el árbol en la foto que encabeza este post. Si vamos girando la cabeza de derecha a izquierda vemos a media ladera el pueblo de El Tojo. En orientación solana sobre el valle medio del Saja es un poblado de casas dispersas. Peña Sagra, la braña de Frechilla y el Pico Fonfría, entre otros, se otean desde este pequeño trozo de paraíso.

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Bajamos a Colsa, barrio deshabitado durante muchos años, pero que ahora está viviendo un pequeño esplendor, gracias a la rehabilitación de alguna finca destinada a segunda residencia o casa rural. Se pueden visitar los restos de la iglesia de la Virgen de las Nieves, del XVIII, donde sólo se conservan el campanario, el reloj de sol y la cruz labrada en el arco de la puerta principal. El resto se lo ha comido la vegetación.

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Seguimos hasta Los Tojos donde paramos a tomarnos un café. Lo suyo hubiese sido comer un cocido montañes o alguna carne de caza mayor, pero llegamos un poco pronto para eso.

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En Los Tojos disfrutamos del silencio y de los animales que campan a sus anchas por una carretera poco transitada que hacen suya. Si buscas escuchar el silencio y respirar aire puro este es tu sitio. Por cierto, este municipio está incluido en la Ruta Foramontanos, que celebra este 25 de octubre una tuit quedada para conocerlo en profundidad.

Acabamos en Barcena Mayor, uno de los imperdibles de Cantabria, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico y situado a la vera del río Argoza.

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Barcena Mayor representa la conservación de la Cantabria rural. Se pueden ver las típicas casas montañesas, de dos plantas con soportal con entrada a la cuadra, la boquera del pajar y escalera que sube hasta la vivienda. Se pueden ver escudos, hornos de pan, lavaderos…

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Atravesando el pueblo y siguiendo un camino llegamos un kilómetro después a un área de descanso y acampada conocida como ‘Llano Castrillo’ y que da salida al  sendero de Fuente Clara. 15 kilómetros de caminata por la reserva del Saja. A los amantes del senderismo les recomendamos visitar el Centro de interpretación del Parque Natural Saja Besaya y hacer alguna de las rutas guiadas o visitar la web www.redcantabrarural.com. ¿A qué apetece acercarse y pasar el día por Los Tojos?

Ruta para llegar desde Santander.
Ruta para llegar desde Torrelavega.

El mirador de Cucayo y Dobres, el mundo se para en el corazón de Liébana

cucayo-dobres-posada-cucayo Cucayo y Dobres son esos pueblos en los que las gallinas viven en la calle, las ovejas y los jatos campan a sus anchas entre las casas de piedra y los chavales juegan a los bolos frente a la puerta de casa de la abuela. Sí, en este siglo XXI en el que vivimos rodeados de tecnología y enganchados al móvil. El silencio, en Cucayo sólo roto cuando bajas a ver el río Frío, y el verde ‘prao’ lo llenan todo y el óxigeno puro de las montañas de Liébana parece que te ensancha los pulmones. Se llega a estas dos joyas cántabras desde Vega de Liébana, por una carretera, la  CA-894, que tira para arriba y que no tiene salida, que no puede ser más bella, y que recorre un par de túneles que parecen haber sido excavados con pico y pala, en los que se ven las muescas de la piedra, angostos y oscuros, por donde apenas cabe un coche en una sola dirección. De repente llegas a otro mundo. Cucayo fue declarado Conjunto Histórico Rural por su conservación del entorno natural y el modo de vida tradicional. En el pueblo quedan antiguos potros de herrar madera. Una pequeña ermita completa el conjunto, desde donde se puede ascender hacia los puertos de Pineda, donde se llevaba el ganado a pastar en verano. Dobres, que no llega a los cien habitantes, también está declarado Conjunto Histórico por su interés urbanístico y etnográfico. Además de varios ejemplos de arquitectura popular, en la localidad pueden verse dos casonas nobles con escudos y la iglesia de San Mamés, que alberga un sagrario del siglo XVI. 

Si prefieres un poco más de movimiento, Potes, la capital de la comarca tiene marcha para rato. Y más este fin de semana que celebra las Fiestas de la Cruz, de Interés Turístico Regional. La vista, si hace un día bueno, de los Picos de Europa desde Potes siempre impresiona. Y si te gusta lo gastronómico, un buen plan es visitar alguna de las bodegas que hacen vino y orujo por la zona y alguna de la queserías. Los de Liébana son bien majos y explican los procesos de elaboración con mucho empeño.

Y ya que estás por la zona hay tres ‘must’ que no deberías perderte. Visitar el monasterio de Santo Toribio de Liébana a dos kilómetros de Potes, para admirar el mayor trozo que se conserva de la cruz donde murió Jesucristo, y punto de llegada del Camino Lebaniego. Acercarte hasta la iglesia de Santa María de Lebeña, de arte Mozárabe y rodeada de viñedos y subir hasta el Teleférico de Fuente Dé si quieres pisar los Picos de Europa con el mínimo esfuerzo.

A Liébana siempre hay que volver porque no te la acabas nunca.

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Ruta Santander – Cucayo.
Ruta Torrelavega – Cucayo

Muchas gracias a la Posada de Cucayo por compartir todas las fotografías de este post con El Tomavistas de Santander.

Suspéndete en el aire desde el mirador de las Cascadas del Gándara

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mirador-cascada-gandara-vista La Cantabria verde, de carreteras secundarias, vacas, caballos y paisajes increíbles, es la que se transita cuando se va de excursión a los Collados del Asón. Esa Cantabria interior que tanto nos gusta. Recuerdo la primera vez que subí al mirador de las Cascadas del Gándara (en la foto). Era una mañana de diciembre, nublada y con frío. Un poco de lluvia nos acompañó en el trayecto. Mi padre había estado hacía poco por la zona y se empeñó en llevarnos a la familia a conocerlo. Le había impresionado y cuando llegué allí lo entendí todo. Resulta que es un mirador suspendido en el aire, de suelo de rejilla por lo que parece que caminas sobre un precipicio. Y cuando llegas al final y te asomas a ver el paisaje te encuentras de frente con un gran cortado formado por grandes piedras lisas por las que caen las aguas del río Gándara, recién nacido apenas un par de kilómetros antes. Ese diciembre caía más agua que la semana pasada, cuando volvimos a hacer estas fotos, pero con mucho o poco caudal este mirador es de visita obligada. No os perdáis las panorámicas sobre las montañas de La Sía (a espaldas del mirador) y sobre el valle de Soba, por el que discurre el curso del Gándara a su encuentro con el río Asón.

Junto al mirador está el Centro de Interpretación de los Collados del Asón donde te puedes informar sobre todas las bellezas del lugar. Si eres un amante de las cuevas y la espeleología estás en la mejor zona de Cantabria. Puedes hacer espeleopaseos en la Coventosa, la Cayuela, la Escalón, la Fresca y la Tocinos. Si te gusta la acción puedes bajar los barrancos de Calera y Argumedo. En la web www.cantabriaorientalrural.com puedes consultar todo lo que quieras. Si eres más de senderismo hay rutas gratuitas y guiadas por los montes de la zona. Aquí tienes más información.

De aquel diciembre recuerdo también las alubias rojas que nos comimos en uno de los restaurantes del pueblo. Esos menús del día inacabables, en los que te ponen el puchero para que te sirvas a tu antojo. Y la hogaza que compramos en la panadería de Gándara. En una época en la que el pan congelado se cuela en las casas, comer durante un par de días en Santander de esa hogaza fue uno de los grandes placeres de esa Navidad. Hay tantas razones para organizar una excursión a este mirador. Animaos.

Ruta para llegar desde Santander.

Ruta para llegar desde Torrelavega.

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Sumérgete en el Cantábrico desde el mirador de la Corneja

mirador-corneja-ruilobaEl mirador de la Corneja está en la costa de Ruiloba justo antes de llegar a Comillas cuando se circula por la C-131 desde Santillana del Mar. Es un lugar donde merece la pena pararse, sobre todo si pasas por ahí al atardecer de un día despejado porque se ven unos atardeceres de película. El sitio es ideal para llevar algo de merienda en una cesta de picnic, unas mantas y la compañía de unos amigos o de tu pareja y ver cómo el sol se sumerge en las aguas del Cantábrico.

El Tomavistas se acercó al mediodía y el lugar tampoco nos dejó indiferentes. A la derecha y bajo nuestros pies está la ensenada de Fonfría, donde mi tío Che pasó muchísimas horas de su vida pescando jargos. Doy fe de que buenísimos porque más de uno me comí. Y la punta del Miradoiro que nos tapa la vista de Comillas y su puerto, pero que nos da una nueva perspectiva de la punta de Oyambre y Gerra. Casi se intuye la playa del Pájaro Amarillo. Esta panorámica abre las ganas de acercarse hasta esos cabos, cosa que recomendamos. No hay nada como coger el coche en verano y hacer la carretera de la costa que une Comillas-Oyambre-San Vicente de la Barquera con la ventanilla abierta. Es uno de los lugares donde nos gusta perdernos. Mar Cantábrico a la derecha, el verde de los montes cántabros a la izquierda y los Picos de Europa de frente.

De vuelta al mirador de la Corneja tu mente puede pasar horas regodeándose con el horizonte, liberando estrés del invierno y jugando con la multitud de tonalidades azules que nos deja el Cantábrico y el azul cielo. Respirar el salitre de la mar rejuvenece. A la izquierda los acantilados toman el protagonismo.

Después de estar un rato con estas vistas recomendamos visitar la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, junto al pinar, obra del arquitecto ruilobano Casimiro Pérez de la Riva. Se llega fácil dando un paseo.

Y ya que tenemos que volver a coger el coche, pues qué mejor que descubrir los pequeños pueblos de la zona. En Ruiloba y Ruilobuca uno disfruta del silencio; Novales, el pueblo de los limones, es de visita obligada. ¡Qué curioso el microclima del lugar que permite el crecimiento de cientos de limoneros! Por cierto, una buena fecha para acercarse es el 2 de agosto, cuando celebran Los Limones Solidarios, una fiesta solidaria en la que se recauda dinero para contratar a parados de la comarca. Este año Roberto Brasero, el hombre del tiempo de Antena 3, será el embajador de la fiesta.

Comillas también es para no perdérsela. El Capricho de Gaudí, el Palacio de Sobrellano, la Universidad Pontificia, el mismo pueblo, bien vistoso, y su pequeño puerto pesquero. La Rabia, Trasvía, la playa de Oyambre también merecen la pena. ¡Qué estupenda es la zona occidental de Cantabria!

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La espectacular panorámica del pantano del Ebro desde el mirador de la ermita de las Nieves

pantano-del-ebro-cantabria-virgen-de-las-nieves Hoy salimos de nuestra ruta habitual para irnos hacia el sur de Cantabria. Pasar el día junto al pantano del Ebro ha sido una auténtica gozada. Se respira mucha paz y da gusto encontrarse con vacas y caballos en casi cada curva del trayecto. Las tres primeras fotos están hechas desde el mirador de la ermita de Las Nieves al que hemos llegado desde la localidad de Monegro, situada en la carretera CA-171. Esta vía comarcal que se coge justo antes de llegar a Reinosa, si es que como nosotros viajas desde Santander, recorre la parte norte del pantano y por ella se entrelazan los pueblos de Campoo de Yuso. El verde de los ‘praos’ y el azul del pantano dialogan a las mil maravillas. Las tres últimas las hemos tirado desde La Riva, una de ellas desde el alto del campanario de su iglesia. Que el párroco nos perdone.

Los amantes de las aves están de enhorabuena porque el pantano está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves ya que es un lugar donde invernan y descansan en sus migraciones. En el municipio de La Población hay un centro ornitológico, que organiza rutas de observación. Así que no te olvides los prismáticos si es que tienes alguno por casa.

El embalse del Ebro recoge las aguas de los ríos Ebro, Híjar e Izarilla y es la mayor extensión de agua dulce que hay en Cantabria. Se inauguró en 1952, después de casi 30 años de obras. Para su puesta en marcha fueron anegados completamente los pueblos de Medianedo, La Magdalena, Quintanilla y Quintanilla de Bustamante. En Corconte hay un Centro de Interpretación donde se explica toda la historia del pantano y cómo se emplea y distribuye el agua en Cantabria. Es de visita obligada.

En todo Campoo de Yuso hay también una gran oferta de senderos para recorrer a pie e ir en bici, además de robledales y pinares donde poder pasar un rato al fresco. Cultura, deporte y descanso se pueden practicar en estos rincones de Cantabria.

Por cierto, justo este fin de semana, del 20 al 22 de junio, se celebra un concurso de video y de fotografía que reparte más de 8.000 euros en premios. Se llama la Feria del Cazador de Imágenes y la zona donde se pueden captar instantáneas son Campoo y el Alto Besaya. No hay mejor excusa para acercarse ya mismo a la zona.

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El mirador de Rábago, parada obligatoria en la subida a la cueva de El Soplao

mirador-rabago-cantabria Cantabria en estado puro. Esto es lo que se ve desde el mirador de Rábago en Herrerías. Está situado en la carretera que sube a la cueva de El Soplao, otra de las maravillas de la región, y es de parada obligatoria. Desde este punto se tiene una panorámica 360º de paisajes del valle del Nansa, de Rionansa y Lamasón.

Desde aquí vemos: – La mina La Cuerre. – Peña Sagra. – La Hoz del Tanea. – La Sierra de la Collada. – Los Picos de Europa. – Rábago. – La Mies de Cades. – La Pica de Peña Mellera. – La Sierra de Cuera. – Bielva. – El Cueto de Garavillines.

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Es recomendable darse un paseo por Rábago y por Bielva, donde hay interesantes iglesias y casonas del siglo XVI. Visitar Carmona, pueblo famoso por su tradición a la hora de tallar albarcas; Tudanca porque su casco viejo está declarado Bien de Interés Cultural y se puede acceder a la Casona de José María de Cossío, ahora museo; la ferrería de Cades, edificio de 1752, reconvertido en centro de interpretación, donde se explica cómo se hacía harina en aquellos tiempos y se trabajaba el hierro. Si eres más de caminar hay una senda fluvial en Cades-Camijanes para echar un día de excursión.

Aunque lo más espectacular de la zona es, sin duda alguna, la cueva de El Soplao. Está considerada como una de las grandes maravillas de la geología por su variedad de excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de perro… Y por su yacimiento de ámbar, donde se pueden ver insectos fosilizados de hace miles de años. La cueva tiene además un excepcional patrimonio de arqueología industrial minera, con más de 20 kilómetros de galerías excavadas, que también han dejado su huella en el exterior de la cueva con castilletes, hornos de calcinación, lavaderos, talleres, etc.

Para no perderse es también la gastronomía del lugar. Los productos hablan de una tierra de ganaderos, de pescadores y de gente cuidadosa con el huerto. Buenas carnes gracias a esos ‘praos’ verdes, excepcionales pescados salvajes del Cantábrico y productos lácteos que sirven de base para la creación de postres y hojaldres. El cocido montañés, los boronos o el sorropotún son platos que no te puedes perder si estás por la zona. ¿A qué esperas para organizar una excursión al mirador de Rábago y la cueva de El Soplao?

Cómo llegar desde Santander.
Cómo llegar desde Torrelavega.

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Un ascenso entre animales salvajes hasta el mirador de Rubí

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El mirador de Rubí es el punto más alto del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, el único lugar de Europa donde se puede disfrutar viendo, tocando y dando de comer a animales salvajes en semilibertad. Son 750 hectáreas de una antigua mina de hierro que se han adecuado para que jirafas, osos pardos, leones, gorilas o rinocerontes vivan de lo más cómodamente. Un par de datos. Los elefantes barritan en una zona que tiene una extensión que dobla en espacio la del zoo de Madrid y el área de los osos, de 40 hectáreas, es la mayor reserva de Europa en cautividad.

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El parque está surcado por más de 20 kilómetros de pequeñas carreteras que conducen a los diferentes recintos de los animales a través de increíbles desfiladeros, apacibles lagos y sugerentes figuras rocosas, bien naranjas, que dan fe del pasado minero de la zona. Se puede recorrer el parque en coche, moto, bici y si uno tiene buenas piernas andando o haciendo running. El paisaje es de dejar la boca abierta. Nosotros echamos el día de parada en parada. Bajándonos del coche cuando alguna cosa nos llamaba la atención. Cuando queríamos ver especies que no sabíamos ni que existían como los elands, emus, wallabys o watusis.

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Además, Cabárceno tiene una inmensa flora que con la primavera está en su máximo esplendor. Ahora es el mejor momento para adentrarse en las rutas botánicas que se sitúan junto a los espacios donde están los tigres, las hienas y lobos y los leones. Estas rutas tienen una riqueza en especies vegetales de porte arbustivo o arbóreo sin igual. En un breve paseo podemos conocer cómo es un tejo, un acebo, un alcornoque, un abedúl, un tilo, un olivo, un haya, un castaño, un roble, un nogal…

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En el parque hay muchas opciones para reponer fuerzas. Hay un restaurante donde se puede comer tanto de menú como de self service y estos días de Semana Santa también hay una fórmula rápida de hamburguesas y perritos. Está situado junto al Restaurante de los Osos y La Mina.

Así que llegar hasta el mirador de Rubí para ver la bahía de Santander y los montes de Cantabria no deja de ser una excusa para pasar unas horas estupendas en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

Os dejamos aquí la ruta para llegar desde Santander y desde Torrelavega.