El mirador de Cucayo y Dobres, el mundo se para en el corazón de Liébana

cucayo-dobres-posada-cucayo Cucayo y Dobres son esos pueblos en los que las gallinas viven en la calle, las ovejas y los jatos campan a sus anchas entre las casas de piedra y los chavales juegan a los bolos frente a la puerta de casa de la abuela. Sí, en este siglo XXI en el que vivimos rodeados de tecnología y enganchados al móvil. El silencio, en Cucayo sólo roto cuando bajas a ver el río Frío, y el verde ‘prao’ lo llenan todo y el óxigeno puro de las montañas de Liébana parece que te ensancha los pulmones. Se llega a estas dos joyas cántabras desde Vega de Liébana, por una carretera, la  CA-894, que tira para arriba y que no tiene salida, que no puede ser más bella, y que recorre un par de túneles que parecen haber sido excavados con pico y pala, en los que se ven las muescas de la piedra, angostos y oscuros, por donde apenas cabe un coche en una sola dirección. De repente llegas a otro mundo. Cucayo fue declarado Conjunto Histórico Rural por su conservación del entorno natural y el modo de vida tradicional. En el pueblo quedan antiguos potros de herrar madera. Una pequeña ermita completa el conjunto, desde donde se puede ascender hacia los puertos de Pineda, donde se llevaba el ganado a pastar en verano. Dobres, que no llega a los cien habitantes, también está declarado Conjunto Histórico por su interés urbanístico y etnográfico. Además de varios ejemplos de arquitectura popular, en la localidad pueden verse dos casonas nobles con escudos y la iglesia de San Mamés, que alberga un sagrario del siglo XVI. 

Si prefieres un poco más de movimiento, Potes, la capital de la comarca tiene marcha para rato. Y más este fin de semana que celebra las Fiestas de la Cruz, de Interés Turístico Regional. La vista, si hace un día bueno, de los Picos de Europa desde Potes siempre impresiona. Y si te gusta lo gastronómico, un buen plan es visitar alguna de las bodegas que hacen vino y orujo por la zona y alguna de la queserías. Los de Liébana son bien majos y explican los procesos de elaboración con mucho empeño.

Y ya que estás por la zona hay tres ‘must’ que no deberías perderte. Visitar el monasterio de Santo Toribio de Liébana a dos kilómetros de Potes, para admirar el mayor trozo que se conserva de la cruz donde murió Jesucristo, y punto de llegada del Camino Lebaniego. Acercarte hasta la iglesia de Santa María de Lebeña, de arte Mozárabe y rodeada de viñedos y subir hasta el Teleférico de Fuente Dé si quieres pisar los Picos de Europa con el mínimo esfuerzo.

A Liébana siempre hay que volver porque no te la acabas nunca.

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Ruta Santander – Cucayo.
Ruta Torrelavega – Cucayo

Muchas gracias a la Posada de Cucayo por compartir todas las fotografías de este post con El Tomavistas de Santander.