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Subir al teleférico de Fuente Dé es viajar entre dos mundos en poco más de 3 minutos

753 metros de desnivel que te llevan desde la civilización hasta la montaña salvaje de los Picos de Europa. Desde una explanada del Valle de Liébana con todas las comodidades que ofrecen un Parador Nacional, un camping, restaurantes y un albergue hasta el macizo central de una de las cordilleras con más personalidad de Europa. Un trayecto de 3 minutos y 40 segundos por un cable de 1.450 metros en el que viajarás entre dos mundos, pasearás por el cielo cántabro y si tienes suerte, entre un mar de nubes.

El teleférico de Fuente Dé fue idea de José Antonio Odriozola, expresidente de la Unión Europea de Montañismo, y oriundo de la comarca de Liébana. Diseñado por el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos José Calavera Ruiz y el arquitecto Ángel Hernández Morales, se comenzó a construir el 20 de noviembre de 1962 y fue abierto al público el 21 de agosto de 1966. Justo este año se ha llevado a cabo una profunda modernización de sus instalaciones. El Gobierno de Cantabria ha invertido 1,5 millones de euros en un nuevo sistema mecánico de tecnología puntera que, además de optimizar la operatividad y rapidez de la instalación, mejora la seguridad de los usuarios. Un par de restaurantes en las dos estaciones del teleférico ofrecen platos de la zona para todos los viajeros que  quieran hacer un alto en el camino y reponer fuerzas.

El teleférico te deja a una altura de 1.823 metros junto a un mirador que quita el sentido y en el que, si vas al atardecer, verás unas puestas de sol de impresión. Madrugar también es una buena opción para coger el teleférico y hacer alguna ruta por el interior de Picos de Europa. Aquí os dejamos un par de ellas:

Horcados Rojos.
Puertos de Áliva.

El precio es apto para todos los bolsillos. Los adultos pagan 16 euros por un billete de ida y vuelta y los niños, a partir de seis años, 6 euros. La que escribe todavía recuerda la sensación cuando fue niña de subir al teleférico. Abajo hacía un día nublado, nos metimos entre las nubes y de repente un enorme sol nos cegó. Magia pura. Por aquel entonces lo de subir a un avión era un lujo al alcance de unos pocos. También recuerda unos días a finales de junio, de adolescente, subir andando hasta el refugio de Áliva desde el pueblo de Camaleño. Un día de perros. De lluvia y mucho frío. Cuánto esfuerzo para alcanzar un lugar de tan fácil acceso si hubiésemos echado mano del teleférico. Pero hay que probar de todo. Cuando andéis por Liébana y Potes acercaos hasta Fuente Dé porque merece mucho la pena adentrarse en el corazón de los Picos de Europa dando un pequeño salto.

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El mirador de Cucayo y Dobres, el mundo se para en el corazón de Liébana

cucayo-dobres-posada-cucayo Cucayo y Dobres son esos pueblos en los que las gallinas viven en la calle, las ovejas y los jatos campan a sus anchas entre las casas de piedra y los chavales juegan a los bolos frente a la puerta de casa de la abuela. Sí, en este siglo XXI en el que vivimos rodeados de tecnología y enganchados al móvil. El silencio, en Cucayo sólo roto cuando bajas a ver el río Frío, y el verde ‘prao’ lo llenan todo y el óxigeno puro de las montañas de Liébana parece que te ensancha los pulmones. Se llega a estas dos joyas cántabras desde Vega de Liébana, por una carretera, la  CA-894, que tira para arriba y que no tiene salida, que no puede ser más bella, y que recorre un par de túneles que parecen haber sido excavados con pico y pala, en los que se ven las muescas de la piedra, angostos y oscuros, por donde apenas cabe un coche en una sola dirección. De repente llegas a otro mundo. Cucayo fue declarado Conjunto Histórico Rural por su conservación del entorno natural y el modo de vida tradicional. En el pueblo quedan antiguos potros de herrar madera. Una pequeña ermita completa el conjunto, desde donde se puede ascender hacia los puertos de Pineda, donde se llevaba el ganado a pastar en verano. Dobres, que no llega a los cien habitantes, también está declarado Conjunto Histórico por su interés urbanístico y etnográfico. Además de varios ejemplos de arquitectura popular, en la localidad pueden verse dos casonas nobles con escudos y la iglesia de San Mamés, que alberga un sagrario del siglo XVI. 

Si prefieres un poco más de movimiento, Potes, la capital de la comarca tiene marcha para rato. Y más este fin de semana que celebra las Fiestas de la Cruz, de Interés Turístico Regional. La vista, si hace un día bueno, de los Picos de Europa desde Potes siempre impresiona. Y si te gusta lo gastronómico, un buen plan es visitar alguna de las bodegas que hacen vino y orujo por la zona y alguna de la queserías. Los de Liébana son bien majos y explican los procesos de elaboración con mucho empeño.

Y ya que estás por la zona hay tres ‘must’ que no deberías perderte. Visitar el monasterio de Santo Toribio de Liébana a dos kilómetros de Potes, para admirar el mayor trozo que se conserva de la cruz donde murió Jesucristo, y punto de llegada del Camino Lebaniego. Acercarte hasta la iglesia de Santa María de Lebeña, de arte Mozárabe y rodeada de viñedos y subir hasta el Teleférico de Fuente Dé si quieres pisar los Picos de Europa con el mínimo esfuerzo.

A Liébana siempre hay que volver porque no te la acabas nunca.

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Ruta Santander – Cucayo.
Ruta Torrelavega – Cucayo

Muchas gracias a la Posada de Cucayo por compartir todas las fotografías de este post con El Tomavistas de Santander.