otoño

15 motivos por los que tienes que venir a Santander sí o sí

  • Los amaneceres de sur. Amarillos, naranjas, violetas, azules… los amaneceres cuando sopla el viento sur de los otoños de Santander poco tienen que envidiar a las auroras boreales.
  • Los cocidos montañeses y lebaniegos. Llega el fresco y la cuchara vuelve a tomar el protagonismo en las mesas. Nada como un buen cocido montañés o lebaniego para disfrutar con los amigos. Y de postre, orujo de Potes.

  • El arte que se respira en la ciudad. Otoño es un buen momento para buscar inspiración y cobijo en expresiones artísticas. La red de galerías de arte y el recién inaugurado Centro Botín comparten cultura contemporánea de la buena y el CDIS tiene en cartel ‘Lo cotidiano y lo insólito’. 50 fotografías de José Luis Arauna captadas en Santander entre 1953 y 1980.
  • Las marejadas del Cantábrico. Es tiempo de que la mar se cabree. Los días de temporal dejan ese olor a salitre por toda la ciudad que tanto nos gusta.

  • De compras por Hernán Cortés. Esta calle se está convirtiendo en el soho santanderino. Tiendas pequeñas, con objetos exclusivos y trato cercano. Comercio de barrio y arraigado a la cultura popular que da personalidad a Santander.
  • Un paseo por el parque de Mataleñas. Ahí se encuentra el árbol más grande de Santander. Un platanero con  una circunferencia de 95 metros, 35 metros de altura y cinco de tronco. Y de fondo, otra vez el Cantábrico.

  • Navegar por la bahía. Ya sólo quedan las embarcaciones de casa. La bahía recupera la calma tras el loco verano. Toda la bahía para los enamorados de la vela.
  • Las casas que cambian de color todos los días. Hay unas cuantas fincas en la ciudad cubiertas de hiedra. Ver su evolución otoñal es todo un espectáculo.

  • Surf de olas gigantes. Ahora es cuando La Vaca se levanta. Un spot de olas de más seis metros para los que buscan adrenalina pura.
  • Las locomotoras de las castañeras y los churros. Fin de semana por la tarde, paseo por el centro y un cucurucho de castañas o churros para calentar del cuerpo.

  • Conciertos en formato exclusivo. Escenario Santander se ha convertido en una de las mejores salas de conciertos del norte de España. Ver a los grandes de la escena musical española en formato íntimo es todo un lujo.
  • Una visita al Palacio de la Magdalena. Este año se cumplen 40 años de la compra del Palacio de la Magdalena por parte del Ayuntamiento. Una propiedad de Reyes que pasó a ser de todos los santanderinos.

  • De excursión hasta la Virgen del Mar. Un estupendo plan para pasar una mañana es recorrer la senda costera que une el faro de Santander con Virgen del Mar. Un excursión por los acantilados más salvajes de la ciudad.
  • Buscar la espiritualidad en el claustro de la Catedral. Es uno de los rincones más tranquilos del centro de la ciudad. Si buscas reposo y reflexión este es tu sitio.

  • Vivir la experiencia de estar en un templo de los libros. La Biblioteca Menéndez Pelayo es uno de esos tesoros escondidos que tiene Santander. Conserva 42.000 volúmenes que pertenecieron en vida al célebre escritor y que donó a la ciudad de Santander.