Enrique Torre Bolado, alcalde de Piélagos, nos lleva a su rincón favorito de Cantabria. Es un recodo, junto a la orilla del río Pas, totalmente salvaje. “Me gusta estar aquí porque es un lugar que estaba igual hace 3.000 o 4.000 años. No se ve ni un poste, ni una edificación, nada que nos haga pensar que estamos en el siglo XXI. Tengo delante de mi el mismo paisaje que miraban nuestros antepasados y esto es lo que más me gusta del lugar. Vengo siempre que puedo porque aquí mi cabeza vuela”, nos cuenta. Estrenamos con Enrique Torre una nueva sección de El Tomavistas en las que personas con relevancia social de la región nos llevarán a ese punto de Cantabria donde encuentran la felicidad, la inspiración, los sueños o son un refugio para su alma.
El alcalde de Piélagos mira hacia atrás y no nos sorprende porque muchas horas de ocio las ha dedicado a escudriñar en la historia de los pueblos por los que transita y vive. Maestro de profesión es autor o coautor de más de una decena de libros que rescatan del olvido tradiciones e historias de Cantabria. Entre otros temas ha buceado por el pasado reciente de Oruña y por el del deporte cántabro por excelencia, los bolos.
De la política, que ve como una etapa de su vida que en algún momento tendrá un final, lo que más le gusta es el trato con el vecino. “Te hace conocer los problemas de otros que antes te eran ajenos y la gente te cuenta cosas con la esperanza de que resuelvas algunos de sus problemas. A veces se puede y otras no, pero este es para mí el mayor estímulo”. Gobierna un municipio complejo por la dispersión del vecindario. 24.000 habitantes en 84 kilómetros cuadrados. Y con él rompemos un tópico instalado en la mente de muchos de nosotros. Piélagos no es el municipio más grande de Cantabria. Es el quinto por habitantes y el dieciséis por extensión. Gracias Enrique por llevarnos y compartir con todos los lectores de El Tomavistas un lugar mágico y también por enseñarnos el alto del Cubo desde el que se tiene una panorámica estupenda de buena parte de Piélagos.