Ocho rutas para que te pongas la mochila y camines por Cantabria

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  • De Somo a Langre por la costa. La marcha parte del embarcadero de Somo, al que se pude llegar en lancha desde Santander. Se atraviesa el pueblo hasta alcanzar la playa. Una vez allí, hay que dirigirse hacia la derecha, dirección este, hasta Loredo. En este lugar habrá que atravesar el pequeño arroyo de Castanedo. A partir de aquí comienzan a aparecer en el camino las primeras rocas, por lo que se recomienda tomar el sendero que discurre entre las dunas que bordean el pinar para bajar más tarde a la playa del Bao. Habrá que cruzar nuevamente un regato y ascender por un amplio camino que conduce al aparcamiento de la playa de Los Tranquilos, situado frente a la isla de Santa Marina, que es la más grande del litoral cántabro. A partir de este punto el camino discurre por unos altos acantilados, a lo largo de los cuales habrá que tener la precaución de no acercarse demasiado a los bordes. En breve llegaremos al mirador de Llaranza, que ofrece una espectacular imagen de la bravura del mar Cantábrico. Superado este lugar, se verá la bella playa de Langre, a la que habrá que descender desde el aparcamiento de la playa pequeña y en la que enseguida se alcanzará la bajada a la grande.
    Distancia 6,5 kilómetros. Duración aprox. 1 hora y 45 minutos. Desnivel 220 metros de subida y de bajada. Dificultad Escaso, únicamente pronunciado en la bajada a la playa de Langre.
  • La Vía Verde de Villaescusa. Esta ruta discurre por el trazado de las antiguas vías del ferrocarril entre El Astillero y Ontaneda. La excursión, que se puede hacer caminando o en bicicleta ya que es un camino muy llano, parte de zona de La Cantábrica, en la localidad de El Astillero, y toma el ramal que cruza la ría de Solía a través de un puente metálico. La tradición minera de la zona es la causa del color rojizo de sus aguas. En este punto, habremos accedido al municipio de Villaescusa. El primer pueblo con el que nos cruzamos es Liaño, y tras él la senda se introduce en un entorno más rural y tranquilo, dominado por el pico más alto de la zona, el macizo de Peña Cabarga. A algo más de 3 kilómetros está el pueblo de La Concha, que se atraviesa por el centro para retomar de nuevo el pasillo verde que nos conducirá directamente al Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Con animales de los cinco continentes distribuidos en recintos de grandes dimensiones en condiciones de semilibertad, el parque trata de representar el hábitat de origen de cada especie, favoreciendo su adaptación y reproducción.
    Distancia 8 kilómetros. Duración aprox. 2 horas. Desnivel 60 metros. Dificultad Ninguna.
  • El Camino de las Cuevas de Ramales. Desde el puesto de Cruz Roja de Ramales se sube a la izquierda hasta llegar a una calle que seguidamente se transforma en un camino ancho, parte del antiguo Camino Real que comunicaba esta zona con la provincia de Burgos. Atravesando un bosque de encinas se llega, tras un leve ascenso, a unas escaleras que conducen hasta una puerta metálica que impide el paso a la Cueva de la Haza, en cuyo interior se conservan pinturas de figuras de caballos, cérvidos o cápridos. Proseguiremos por el Camino Real hasta encontrar un camino pedregoso a mano izquierda que lleva a las cuevas del Mirón y Covalanas. Desde su boca se divisa una magnífica panorámica del valle, sobresaliendo la cara Este del Pico San Vicente. El Mirón y Covalanas constituyen un complejo paleolítico visitable, en el que pueden verse una excavación arqueológica y un importante conjunto de pinturas, en la segunda de las cuevas, que comprende varias ciervas, un caballo y un uro. Poco más adelante, desde el mismo camino, podremos contemplar la impresionante Pared del Eco, frecuentada escuela de escalada, junto a la cual se encuentra la cueva de Cuevamur, sin arte paleolítico conocido. El regreso se realiza por la misma ruta.
    Distancia 4 kilómetros (ida y vuelta). Duración aprox. 1 hora y 15 minutos. Desnivel 220 metros de subida y de bajada. Dificultad Ninguna.
  • La Ruta de los Menhires de Valdeolea. La ruta de los menhires de Valdeolea tiene 13 kilómetros y se inicia en Mataporquera, capital del municipio. En su punto de origen se encuentra el “Cañón o Piedrahita”, de 3,68 metros de altura y desde cuya ubicación se puede disfrutar de una excepcional panorámica del valle y de su riqueza natural. Muy próximo, cercano al pueblo de Bercedo, encontramos “El Peñuco”, de 4 metros de altura y que posiblemente fue arrastrado más de dos kilómetros hasta su situación actual. El tercero de los menhires, “El Cabezudo” es el más importante, ya que sus casi 5 metros de altura le sitúan como uno de los más altos de España. Prosiguiendo la ruta, en el término de la Cuadra, encontramos “La Llaneda”, de casi 4 metros de altura. Uno de los menhires más pequeños es el denominado “La Puentecilla”, de 2,35 metros de altura. Siguiendo el itinerario fijado están “La Matorra I” y “La Matorra II”, que, además de ser los menos altura (1,60 y 2,20 metros, respectivamente), son los únicos que se encuentran juntos. En la localidad de Reinosilla se encuentra la “Laja megalítica” o “Menhir puente”, cuyo origen se cree que fue un dolmen, que tras ser destruido fue acarreado hasta su actual ubicación para servir de “puente” sobre un arroyo. El último es el denominado “Peñahincada”, o “Piedra de Sansón”, de 3 metros de altura. Este último término tiene como origen una leyenda popular que asegura que fue lanzado por este personaje desde un alto cercano.
    Distancia 11 kilómetros. Duración aprox. 3 horas y 30 minutos. Desnivel Unos 250 metros de subida y casi 400 de bajada. Dificultad Ninguna, aunque para acceder a los megalitos hay breves tramos de campo a través. También hay muchos cruces pero están bien señalizados.
  • Valle de Yera y Vega de Pas. Se parte de la última cabaña de El Campizo, antiguo poblado de trabajadores, cuyo camino desciende hasta el valle. Una vez dejado atrás un grupo de cabañas situadas junto a la abandonada estación de Yera, se cruza un puente y se prosigue por la margen derecha del río. Al encontrar la unión del río Yera con su afluente, el Aján, cuyo origen está en la boca norte del conocido Túnel de la Engaña, se avanza hasta El Avellanal, una de las zonas más típicas de La Vega con abundantes cabañas pasiegas. Durante el trayecto valle abajo aparecerán numerosas edificaciones de este tipo, antiguos puentes de piedra, y alguna construcción nueva. El camino asciende después hasta la carretera y tras recorrer 200 metros se abandona para descender por un camino de la izquierda hacia Sel de la Canal, otro barrio de cabañas situadas junto al río. De nuevo, se sale a la carretera y, tras avanzar cerca de un kilómetro hasta la Vega de Pas, se cruza el río por el último de los puentes de piedra y se asciende sendero arriba hasta llegar a una pista que, a su vez, conduce en suave descenso hasta el cruce de La Vega de Pas. Una vez en el pueblo se aconseja llegar hasta su plaza, corazón de la comarca y punto de encuentro de visitantes.
    Distancia 6 kilómetros. Duración aprox. 1 hora y 30 minutos. Desnivel 250 metros de bajada. Dificultad Ninguna. El suelo empedrado en determinados tramos puede resultar resbaladizo si está mojado.
  • Calzada Romana de Cildá. En Molledo, localidad situada en el Valle de Iguña, se toma la antigua carretera Santander-Palencia hasta el desvío a Silió, pueblo que atravesamos. Al final del mismo se encuentra el comienzo de la pista que lleva al collado de Pombo. Se cruza el río y se sigue su curso por la izquierda hasta llegar a un tramo de fuerte pendiente. Obviando una pista que desciende hasta el río, en un nuevo desvío se abandona la senda y se toma otra que aparece a la derecha. Su destino es el collado de Pombo, al que se llega con mayor esfuerzo por el mal estado de la pista. Desde aquí, se remonta el cortafuegos del Monte Cildá. Al llegar a la antena que encontramos en este monte, se gira hacia la izquierda para tomar el camino que desciende por el centro de una ancha loma. El posterior destino es la Perizuela , donde aún se conservan restos de la calzada romana del Escudo. Se continúa por la sierra que divide los valles de Iguña y Toranzo, dirección al pueblo de Quintana de Toranzo. De camino aparece la cabaña de Extremado, actualmente derruida, y una torre de alta tensión, desde la que hay que tomar el desvío hacia la izquierda. Se bordean unos prados y se coge ahora el camino de la derecha. En la próxima bifurcación, se sigue a la izquierda. Posteriormente, se toman dos desvíos a la derecha, más tarde se prosigue en línea recta, se gira nuevamente a la derecha, después a la izquierda, y por último a la derecha hasta llegar a la carretera, que lleva a Arenas de Iguña.
    Distancia 30 kilómetros. Duración aprox. 4-5 horas. Desnivel 815 metros de subida y 902 metros de bajada. Dificultad Media.
  • Camino de Piasca – Santo Toribio. Desde el pueblo de Lomeña se sigue por la carretera hasta su parte más alta, para posteriormente acceder a un cruce. En este punto se toma el camino hacia la derecha, llegando hasta la parte baja de Yebas. Se cruza esta aldea y por una cambera, en la que se disfrutará del contacto con la naturaleza, se llegará hasta la ermita de San Roque y a la localidad de Los Cos. Por la carretera de acceso al pueblo, y pasando el desvío de Ubriezo, se toma el camino que conduce a Piasca. Allí se encuentra uno de los monasterios más famosos de Cantabria, que en la Edad Media tuvo gran relevancia. Se sigue por la carretera, subiendo de frente en el cruce del cementerio, se deja el camino de asfalto a la derecha y se coge el camino hasta Aceñaba, que se toma en la primera curva que se encuentra. En este pueblo se llega hasta las casas situadas en la zona más alta desde donde, tras pasar una portilla, se cruza una cambera. Más tarde, se asciende por la derecha hasta encontrar un cortafuegos que desciende por la ladera del monte. Tras recorrer parte de él, se encuentra una desviación a la izquierda, camino que desciende hacia el valle y en el cual se puede divisar de frente el pueblo de Frama y el macizo oriental de los Picos de Europa. Una vez se llega a Cabariezo por el mismo camino, se sigue un camino carretero hacia Frama, bordeando el río Buyón. Atravesado este pueblo se continúa por la misma vía hasta Ojedo y posteriormente a Potes. Desde la capital de la comarca lebaniega faltarán tan sólo 3 kilómetros al monasterio de Santo Toribio, al que llegaremos siguiendo las numerosas indicaciones que existen.
    Distancia 20 kilómetros. Duración aprox. 4 horas y 35 minutos. Desnivel Ascendente acumulado 300 metros y descendente 450 metros. Dificultad Ninguna.
  • San Sebastián de Garabandal. Desde San Sebastián de Garabandal, localidad próxima a Peña Sagra, situado en el valle de Rionansa, se desciende por la carretera en dirección al pueblo de Cosío. El próximo destino es el collado de Abellán, que aparecerá después de la primera pista que surge en la parte izquierda. Una moderada pendiente llevará hasta los invernales de Tánago. Por la misma pista, obviando los desvíos, se llegará hasta el collado, a partir del que comenzará una suave pendiente. Siguiendo por el camino accede hasta una braña, que se atraviesa dirección a la izquierda, para tomar una pista de nuevo. En línea recta por esta vía, en la que disfrutaremos del paisaje, aparecerá el final de la ruta, San Sebastián de Garanbandal, donde se pueden visitar sus famosos pinos, que en los años 60 se afirma hubo apariciones de la Virgen, así como la ermita situada junto a ellos, que fue encargada por la escritora Mercedes Salisachs en honor a esta Virgen. Su arquitectura popular es otro de sus atractivos.
    Distancia 20 kilómetros. Duración aprox. 3-4 horas. Desnivel 600 metros, aproximadamente. Dificultad Ninguna.