El alemán lleva veinte años limpiando las playas del Sardinero y en la vida había visto el Camello con tanta alga de la buena. Lo curioso es que sólo ha llegado a esta zona porque el resto del Sardinero ha amanecido bien limpio. A estas horas ya apenas quedan restos. El cendo es el oro del mar y ya se la han llevado para hacer negocio.