Esta mañana los chicos de la Escuela Taller de Santander estaban dando los últimos toques a esta espectacular medianera que llevan unos cuantos meses pintando en la calle Santa Lucía, 23. Ha quedado espectacular. Es la primera imagen que se conserva de la ciudad, la llamada ‘Lámina de Braun‘ y que pintó ese señor que está en la parte superior izquierda de la pared, Joris Hoefnagel, en 1575. Ahora que ya está acabada vamos a dar una vuelta turística por la imagen. El muelle donde está la grúa es la actual calle Martillo, el río ahora es Calvo Sotelo y Cañadío está en la pequeña ensenada de la derecha . Lo único que se conserva actualmente de esta imagen es la catedral. El director del proyecto, Esteban Sáinz, nos contaba ‘in situ’ la dificultad del proyecto. “Hubo que jugar mucho con el tamaño de la obra para salvar las ventanas y el esfuerzo de los chicos ha sido excepcional porque han tenido que pintar miles de líneas sin perspectiva alguna”. Una auténtica obra de chinos. La chica que posa en la foto es Gema C. Lassalle que estaba loca de contenta pintando ese papiro en el que están los nombres de los que han participado en el proyecto. Enhorabuena a todos.
Joris Hoefnagel
Una medianera que nos llevará al Santander del siglo XVI
La imagen más antigua que se conserva de Santander es lo que están pintando con todo su arte alumnos de la Escuela Taller en una medianera ciega de la calle Santa Lucía, 23. Se trata de la lámina de Brown, un grabado que realizó Joris Hoefnagel en 1575 para su obra Civilates orbis terrarum (Las ciudades del mundo) en el que se describe el paisaje urbano del Santander de la época: el puerto, la villa, sus defensas y hasta a tres vecinos de la ciudad. Es un trabajo financiado por el fondo social europeo y la consejería de trabajo del Gobierno de Cantabria que ha dado empleo a seis chicos mayores de 25 años. Llevan 23 días subidos al andamio y, en principio, el 31 de este mes la obra debería estar acabada. ¿Por qué eligieron la lámina de Braun? Porque esta pared es ideal para llevarnos por un momento al siglo XVI. Está ubicada en dirección este-oeste, como el grabado, y la finca está pintada en el dibujo, sobre el acantilado de Cañadío. Así que, con un poco de imaginación, podremos dar un salto y recorrer la ciudad de aquel entonces. Pasear por la Abadía, el Castillo del Rey y las Atarazanas Reales, atravesar el río Becedo, llegar hasta Peñacastillo y otear los Picos de Europa. Ya tenemos muchas ganas de que lo descubran. Volveremos cuando esté acabado.