El mirador de los tranquilos. Al final de la playa de Loredo te reconcilias con todo. Santander al fondo y toda la bahía para tí. Los días de temporal te quedarás impresionado con la fuerza de la ola de Santa Marina y con la valentía de los surfers que se atreven con ella.
El mirador de la corneja. Está en la costa de Ruiloba justo antes de llegar a Comillas cuando se circula por la C-131 desde Santillana del Mar. Es un lugar donde merece la pena pararse, sobre todo si pasas por ahí al atardecer de un día despejado porque se ven unos atardeceres de película.
Península de la Magdalena. Metros antes de llegar a la cumbre y rendirte ante el palacio se puede tomar aire en este banco que tiene unas vistas increíbles de la isla de Mouro, la entrada a la bahía de Santander y cabo de Ajo, al fondo. Es un lugar imprescindible para ver amaneceres.
El mirador del Abra. Después de caminar los 221 metros del túnel de la Atalaya te topas con el Cantábrico y el litoral de Laredo. Todo para ti. Si tienes alma de explorador puedes acceder a pie a una zona de acantilado con una playa rocosa y de grava.
Acantilados de El Bolao. Acantilados de El Bolao. En la costa de Alfoz de Loredo, al otro lado del salto de El Bolao está el banco más solitario y salvaje de Cantabria. Lugar de atardeceres y de juegos. Puedes pasar el rato mirando las formas de los acantiliados, a ver si encuentras al indio.
Muchas gracias a Aeroworkx por compartir esta vista de los acantilados de El Bolao.