La rotonda de Castelar tiene unos cuantos años y la gasolinera de Puertochico también. Fijaos a la derecha de la foto. Hay un coche repostando. Todavía había rederas junto a la dársena y al fondo, parece, que funciona la fábrica de gas. De lo que no hay ni rastro es de las embarcaciones de recreo, ni del Palacio de Festivales, ni del CEAR de vela, ni de entradas a un párking subterráneo. Gracias a Javier González de Riancho por compartir esta foto con los lectores de El Tomavistas de Santander.
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