Uno se da cuenta de la velocidad a la que evolucionan las ciudades cuando descubre imágenes como ésta. La Segunda Playa del Sardinero cuando era salvaje. Sin carreteras, sin edificios, sin apenas casas en la loma de Cueto y Valdenoja. Gracias a Cantabria y Santander en el recuerdo por compartir esta inédita vista con nosotros.