plaza porticada
La Porticada se engalana para Antonio Banderas
Gracias Marilin Fomperosa por hacernos estas fotos.
La plaza Porticada cuando circulaban coches por ella
Cómo se transforman las ciudades. Aquí tenéis la plaza Porticada en 1965. Le tenemos que dar las gracias a Cantabria y Santander en el recuerdo por compartir esta imagen con nosotros. Los coches circulaban por ella y se podía aparcar. Mucho espacio hemos ganado los peatones en la última década.
Trabajos de instalación de las polémicas estatuas de la plaza Porticada
El Tomavistas de Santander no sería igual sin vosotros que alimentáis nuestros contenidos. El miércoles contábamos en este post la polémica que se levantó en 1969 cuando se instalaron estas dos estatuas en la plaza Porticada. El desnudo naturalista de las obras del escultor Agustín de la Herrán Matorras no gustaron a muchos. Aquí todavía están tapadas. El jueves Máximo Villar Saro nos envío por mail esta foto del momento de la instalación del Ahorro y la Beneficiencia. Muchas gracias por compartir la imagen con todos los lectores de El Tomavistas de Santander.
Las polémicas estatuas de la plaza Porticada
Postales de Santander: De la Porticada al Ayuntamiento un día de lluvia
La plaza de Alfonso XIII antes de la construcción del hotel Bahía y la Porticada
Esta foto que nos regala Cantabria y Santander en el recuerdo está fechada antes de 1941, antes del pavoroso incendio que desoló toda la zona. La plaza Porticada está sin construir, en su lugar se levanta el antiguo edificio de la aduana a medio construir y donde hoy se sitúa el hotel Bahía hay una finca corriente y moliente. Al edificio del Banco de España y Correos se les ve igual que ahora. Y a los santanderinos, que están de paseo por la zona. Y a los coches, circulando. En nuestros tiempos con más densidad.
La Porticada y Pedro Velarde, solos, de noche, bajo la lluvia
Curiosidades. “Es preciso batirnos; es preciso morir; vamos a batirnos con los franceses”, fue lo que dijo Pedro Velarde, nacido en Muriedas en 1779, el 2 de mayo de 1808. Esa misma noche, y tras decidir junto a Luis Daoíz dar armas al pueblo para tener más opciones de victoria en el levantamiento madrileño, fue mortalmente herido por un disparo a quemarropa de un oficial de la Guardia Noble polaca.