El Tín y la maya de Silió

Vicente Terán “el Tin” aprendió, porque no tuvo más remedio, el oficio de carpintero y la madera fue su vida. Su taller era lugar de encuentro y sus carros objeto de culto cuando se valoraban las cosas hechas con pasión.
La Maya es el amor que comparte con Amalia, su compañera de toda la vida, y su presencia en la plaza de Santiago de Silió es incuestionable. Sin El Tin no hay Maya porque la voz del Tin es la orden, el momento , el empujón necesario que esperan los mozos, tras el que venía otra empujón y otro más ante el control hecho presencia de El Tin supervisando cachaba en mano que se haga bien el trabajo, que no haya fallos y que la Maya quede bien plantá.
Persona afable y de gran corazón, camino del siglo ya, con el que comparto apellido y vecindad, apreciado por todos los que le conocemos y los que gracias a las nuevas tecnologías le han conocido.
Ayer le hicieron un merecido homenaje, donde esta vez todo el pueblo a una le han dado el abrazo y las gracias por tanto.
Yo no pude asistir Tin, pero recibe también mi abrazo, porque yo también soy pueblo de Silió.

Gracias Fernando Terán por escribir este texto tan bonito sobre el Tin y por compartirlo con todos los seguidores de El Tomavistas de Santander. Y también a César por producir un video con tanta sensibilidad.