Naturaleza, cultura y gastronomía: 36 horas en Santander pasándotelo en grande


Si hay una sección que nos apasiona del New York Times son las 36 horas que dedica a una ciudad del mundo en cada contraportada del fin de semana. Nos gusta porque nos da muchas ganas de viajar y de soñar en lugares lejanos. Hoy vamos a hacer un pequeño homenaje a nuestro periódico de cabecera y vamos a hacer nuestras 36 horas en Santander. Muchos estaréis pasando el puente de mayo en nuestra ciudad, así que tomad nota (:

Viernes

Un paseo a orillas de la bahía. 15:00.
La mejor manera de respirar Santander y ver el carácter de sus gentes es darse un paseo, a paso lento, que ya es fin de semana, desde los bajos del Centro Botín, hasta la playa de Los Peligros. Verás a cuadrillas de chavales sentados en el borde del muelle Calderón en modo charla, a pescadores a la pesca del cachón, a cuadrillas de hombretones en Puertochico relatando viejas hazañas a bordo de sus botucos, a mujeres que no perdonan el paseo diario, a jóvenes en la duna de Zaera y en la explanada de Gamazo tomando un respiro. Así es como los santanderinos le sacamos jugo al maravilloso enclave en el que está situada la ciudad.

De compras por Hernán Cortes, Juan de Herrera y San Francisco. 17:00.
La calle Hernán Cortes se ha convertido en el pequeño Soho santanderino. Pequeñas tiendas regentadas por comerciantes locales guardan la identidad de la ciudad. Date una vuelta también por la calle San Francisco, donde todavía quedan esas tiendas de toda la vida. Si lo que prefieres son esas marcas formato franquicia, tu calle es Juan Herrera.

De vinos y cena por Cañadío. 20:00.
En el norte lo de salir de vinos con los amigos es religión. Nos gusta liarnos. Que se alargue y te quedes de cena y de copas suele ser lo habitual. En Cañadío y Río de la Pila hay oferta para dar y tomar.

Sábado


Ver amanecer mirando la isla de Mouro. 7:00.
El mejor sitio para ver salir el sol es en lo alto del Palacio de la Magdalena mirando hacia la isla de Mouro. La vista es apabullante con los acantilados de Loredo al fondo, la bahía a la derecha y el abra del Sardinero hacia la izquierda. Comenzar el sábado en este enclave te arregla el día.

Date una vuelta por el Mercado de la Esperanza. 10.00.
Después de desayunar, lo mejor es darse una vuelta por el Mercado de la Esperanza para ver el pescado fresco, el marisco, las verduras, la carne, los quesos… de productores cántabros. Uno empieza a entender por qué se come tan bien en Santander.

Visita la Biblioteca Menéndez Pelayo. 11,30.
Es uno de los tesoros poco visitados de Santander. 42.000 volúmenes que pertenecieron al escritor Marcelino Menéndez Pelayo reposan en las estanterías. Se puede hacer una visita a la casa museo de la familia, situada frente a la fachada posterior de la Biblioteca.

Vermut en Calderón de la Barca. 13:00.
Ya es hora de tomarse unos blancos y de quedar con gente conocida, que llevamos una mañana de aúpa. La calle Calderón de la Barca ha experimentado un cambio radical en los últimos años. Multitud de oferta gastronómica frente al atraque del Ferry.

Arroz en el Barrio Pesquero. 15:00.
Estampa típica es la de las mujeres del Barrio Pesquero haciendo arroces marineros a las puertas de los establecimientos. Verás a vecinos del barrio de bar en bar tomándose unas cervezas y si hay marea alta y hace buen día, a los chavales tirándose al agua cuál raqueros frente a la lonja santanderina.

Centro Botín, MUPAC, galerías de arte contemporáneo o Museo Marítimo.17:00.
Santander tiene espacios de arte contemporáneo y prehistórico. De punta a punta del tiempo. Citas imprescindibles son las visitas al Centro Botín y al Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Si lo actual te vuelve loco, hay unas cuantas galerías de arte en las que admirar las tendencias del arte de hoy. El Museo Marítimo hace las delicias de los amantes del mar.

Una vuelta en Los Reginas por la bahía de Santander. 19:00.
Santander y su bahía son uno y darse un paseo en una de esas lachas rojas que ves haciendo la ruta Somo-Santander-Somo es obligado. Los Reginas también tienen excursiones hasta el Sardinero y el faro. Es una manera distinta de mirar Santander y verás el ambiente naútico que se vive en la ciudad.

De vinos y cena por Tetúan. 21:00.
La calle Tetuán siempre fue conocida en Santander por su buen marisco. Ahora hay establecimientos que ofrecen un poco de todo, pero sigue conservando el sabor de antaño. Es un buen sitio para comerse unos caracolillos, gambas, centollas, percebes…

Una copa en la calle del Sol. 00:30.
Es la zona más ‘underground’ de la ciudad. Hay locales donde tomarse un buen gin tonic con música electrónica, rockera o indie. El baile y la conversación animada está asegurada.

Un perrito de la Plaza de Pombo. 3.00
Un clásico donde los haya. Comerse un perrito antes de irse a la cama de la furgoneta de toda la vida. Antes estaba aparcada en la Plaza Porticada, ahora hace tardes y noches en la Plaza de Pombo. En Santander tenemos foodtrucks desde hace décadas.

Domingo

Paseo por la senda de mataleñas. 9:00.
Subir al faro de Santander y darse un paseo por la senda de Mataleñas despeja el alma y te llena de emociones dominicales. Ese olor a salitre, ese batir de las olas, ese sentirse pequeño ante la inmensidad del abra del Sardinero.

Visita al palacio de la Magdalena. 11:00.
Ayer vimos amanecer de espaldas al Palacio y hoy nuestro paseo matinal acaba en el mismo lugar. La diferencia es que hoy podemos entrar a ver las estancias reales y conocer cómo vivía Alfonso XIII.

Vermut en La Cañía 13:00.
Hay que reponer fuerzas. La Cañía, en el Sardinero, es otro de los lugares en que te puedes tomar un buen vermut y hacer un poco de ruta por los diferentes bares. La gastronomía modula nuestra manera de vivir.

Foodtrucks en el Parque de las Llamas. 15:00.
Este fin de semana se celebra en el Parque de las Llamas el campeonato internacional de Food Trucks Ciudad de Santander. Un plan diferente para disfrutar de la comida y la tarde del domingo.