El viaje de Torrelavega a Santander por la carretera vieja tiene un misterio. El de la roca que se convierte en iglesia. Es cuestión de segundos. ¿Papá ya llegamos? ¿Papá ya llegamos? En el alto de Ojáiz empiezan las cosquillas en la tripa. Pegados al parabrisas del coche vemos la transformación. En Peñacastillo hacen magia.